El pasado 2 de noviembre volvimos a recorrer los espacios cercanos a Teruel, en esta ocasión nos desplazamos al barrio de Caudé, y a pesar de que la mañana no acompañaba comenzamos la marcha un buen grupo de asistentes. Son muchos los rincones que las proximidades de la ciudad de Teruel posee, y este rincón no lo es menos. Nos desplazamos por la zona norte del pueblo atravesando la antigua vía minera del ferrocarril de Ojos Negros - Sagunto, que durante muchas décadas alimentó de hierro los altos hornos sedientos de este mineral, y que hoy en día se ha transformado en vía verde, que la convierte en una arteria fundamental de la movilidad sostenible en la provincia de Teruel, y que también, dicho sea de paso, en una de tantas infraestructura olvidadas de la promoción que merece.
El trasiego continuó por la amplia llanura de cultivos de cereal, otra hora viñedos, que fueron arrancados por cuestiones de cupos de producción europeos. Explicamos el importante acuífero existente debajo de estas tierras formadas por gravas y arenas, que alimenta de agua en parte a la ciudad de Teruel.
La suave pendiente nos conduce a la pétrea formación calcárea de las estribaciones del Cerro Gordo, donde comenzamos a transitar por la grieta de un pequeño barranco que esconde una verdadera composición del bosque Mediterráneo más representativo: Encinas, Sabinas, Guillomos, rebollos, espliegos, tomillos, e incluso el tan apreciado Té de roca o té aragonés, que no tiene propiedades excitantes pero si es un magnífico digestivo.
Salvamos la fuerte pendiente entre carrascas y restos de la guerra civil en forma de fragmentos de metralla, para coronar la suave y redondeada cima, que nos ofrece una espectacular vista panorámica, desde Teruel hasta Villarquemado, de sierra Palomera al macizo de Javalambre. Podemos observar las huellas implacables del ser humano en forma de aeropuerto, y las alineaciones de cultivos y sus cuadrículas impredecibles....
La vuelta la realizamos a través del Barranco del Prado, algo mas exigente en su descenso, pero a la vez más espectacular, analizamos fósiles, huellas y rastros de animales y contemplamos varias formaciones geológicas..... la mañana se agota y el camino también, nada mejor que un trago de agua en la fuente del Cantón para terminar una ruta absolutamente recomendable.
